martes, 18 de noviembre de 2014

Existen los finales sin principio.

Te deseé, más de lo que he deseado a nadie por el momento. Y sé que tú también me deseabas más de lo que nunca estarás dispuesta a reconocer. Pero elegiste. Elegiste por los dos y mañana no tendremos a quien querer.

Tal vez nos dimos cuenta tarde de lo que estaba pasando, tal vez ya era tarde cuando decidimos actuar y poner las cartas sobre la mesa, tal vez ya estaba todo perdido cuando decidimos intentar ganar, y acabamos quemando todas las cenizas.

Ahora lo único que nos queda es esperar y confiar. Esperar lo mejor, pero distinto. Confiar en ser feliz con quien venga, y que nunca haya lugar para el arrepentimiento.

Ahora sé que esto nos hará bien, pero al mismo tiempo sé que no seré capaz de buscar en otras pieles lo que la tuya conseguía. Tan solo espero que no se parezca en nada a ti aquella con la que he de estar igual de cómodo. Tan solo quiero olvidar. Y no volver a recordarlo todo de esta manera.


Ahora solo nos queda escribir ese final bonito, que no feliz, a aquel libro en blanco ahora lleno de sorpresas.  Y tal vez tenga razón aquel sabio, y tal vez no seas tú la mujer de mi vida.




"Yo ya sabiendo que te irás, y tú tan guapa."


lunes, 12 de mayo de 2014

Sin dar un paso atrás, sin avanzar un segundo.

Él era de los que salía cada noche a divertirse, a buscar otros labios en que perderse, a buscar razones para sentirse bien, sentirse atractivo, y no se conformaba con cualquiera, tampoco lo conseguía siempre, pero sí que conseguía siempre excusas para sentirse bien. Pero, ¿qué pensaban ellas? ¿Buscaban ellas, igual que él, simplemente sentirse atractivas? Todas eran atractivas a sus ojos, y si no, con un par de ron-colas lo arreglaba rápido.

Hasta que un día se miró, miró hacia dentro y a su alrededor y tal vez no era eso lo que buscaba, tal vez sentirse atractivo no era tan importante como sentirse querido, como sentir lo que era querer.
“Es mucho más importante querer que que te quieran”, y entonces se dio cuenta de que no tenía nada. Ni sabía cómo encontrarlo. Se dio cuenta de todas las veces que pudo estar cerca de conseguirlo y antes o después, en algún momento, la cagaba, jodía todo lo que había conseguido y tras un par de polvos las dejaba marchar, y no sabía cómo cambiar eso, tal vez ya era demasiado tarde para cambiar su forma de vida, tal vez necesitaba que alguien apareciera y le enseñara a valorar otras cosas, a quitarse el miedo de no gustar para empezar a ver lo que le gustaba y que así pudieran ver de él todo lo bueno. Y todo lo malo. Pero entonces las seguiría perdiendo, y él no estaba dispuesto a perder más.


De lo que no se daba cuenta es de que a veces, perder es la forma de empezar a ganar.




"La soledad incipiente se clava en mis pulmones como un cuchillo."