Hasta que un día se miró, miró hacia dentro y a su alrededor y tal vez no era eso lo que buscaba, tal vez sentirse atractivo no era tan importante como sentirse querido, como sentir lo que era querer.
“Es mucho más importante querer que que te quieran”, y entonces se dio cuenta de que no tenía nada. Ni sabía cómo encontrarlo. Se dio cuenta de todas las veces que pudo estar cerca de conseguirlo y antes o después, en algún momento, la cagaba, jodía todo lo que había conseguido y tras un par de polvos las dejaba marchar, y no sabía cómo cambiar eso, tal vez ya era demasiado tarde para cambiar su forma de vida, tal vez necesitaba que alguien apareciera y le enseñara a valorar otras cosas, a quitarse el miedo de no gustar para empezar a ver lo que le gustaba y que así pudieran ver de él todo lo bueno. Y todo lo malo. Pero entonces las seguiría perdiendo, y él no estaba dispuesto a perder más.
De lo que no se daba cuenta es de que a veces, perder es la forma de empezar a ganar.
"La soledad incipiente se clava en mis pulmones como un cuchillo."
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