lunes, 22 de febrero de 2016

Juegos de azar.

Ella era de esas a las que les gusta hacerse querer, él era de los que les gusta sentirse queridos. Y jugar, a los dos les encantaba jugar. Para qué queremos más, ya habían encontrado la forma de hacerse daño sin quererlo, pero disfrutando de ello.

El daño estaba hecho, como un niño sin cumpleaños.

Ella tan de pintarse la raya del ojo como su mejor enchufe de autoestima. Él tan de alargar su raya del ojo a su sonrisa, de sus labios a los de ella. Él era más de sus ojos que de sus rayas, ella más de sus labios que de sus sonrisas.

El daño estaba hecho, como un santo sin paraíso.

Ella le hizo sentir en un cielo que ningún otro hombre habría pisado, mientras que ella ni siquiera sentía que aquello fuera un cielo. Nada les importaba estando juntos, ella no quería a ningún otro hombre cuando estaba con cualquiera de los muchos que tenía; él solo la tenía a ella, e incluso sin tenerla del todo le bastaba.

El daño estaba hecho, como un taxi por el desierto.

Y pasaron así, disfrutándose el uno del otro, disfrutando largas tardes, largas noches que eran solo suyas. Noches que les duraron años.

El daño estaba hecho, como un barco sin polizones.

Ella era tan de guardar las distancias, de cuidar las apariencias, de prometerlo todo sin comprometerse un segundo, de pisar siempre suelo firme. Él, sin embargo, era incapaz de no dar absolutamente todo de sí en cada momento, nunca le gustó la felicidad si era con los pies en la tierra, él siempre prefirió volar.

El daño estaba hecho, como un párroco en un burdel.

Y al final llegó el final. A ella le gustaba demasiado ganar, sacar algún as de su manga de seda. Él sin embargo, tan aficionado al azar y al riesgo. Ella no quiso arriesgar nada por conseguir su todo. Él se cansó de no tener nada más que arriesgar. Y se arriesgaron libres, cada uno cuenta y riesgo. Pero separados. Y perdieron los dos.

Ya hacía mucho tiempo que el daño estaba hecho, como el perfume del desengaño.



"Y cada vez peor, y cada vez más rotos."

martes, 18 de noviembre de 2014

Existen los finales sin principio.

Te deseé, más de lo que he deseado a nadie por el momento. Y sé que tú también me deseabas más de lo que nunca estarás dispuesta a reconocer. Pero elegiste. Elegiste por los dos y mañana no tendremos a quien querer.

Tal vez nos dimos cuenta tarde de lo que estaba pasando, tal vez ya era tarde cuando decidimos actuar y poner las cartas sobre la mesa, tal vez ya estaba todo perdido cuando decidimos intentar ganar, y acabamos quemando todas las cenizas.

Ahora lo único que nos queda es esperar y confiar. Esperar lo mejor, pero distinto. Confiar en ser feliz con quien venga, y que nunca haya lugar para el arrepentimiento.

Ahora sé que esto nos hará bien, pero al mismo tiempo sé que no seré capaz de buscar en otras pieles lo que la tuya conseguía. Tan solo espero que no se parezca en nada a ti aquella con la que he de estar igual de cómodo. Tan solo quiero olvidar. Y no volver a recordarlo todo de esta manera.


Ahora solo nos queda escribir ese final bonito, que no feliz, a aquel libro en blanco ahora lleno de sorpresas.  Y tal vez tenga razón aquel sabio, y tal vez no seas tú la mujer de mi vida.




"Yo ya sabiendo que te irás, y tú tan guapa."


lunes, 12 de mayo de 2014

Sin dar un paso atrás, sin avanzar un segundo.

Él era de los que salía cada noche a divertirse, a buscar otros labios en que perderse, a buscar razones para sentirse bien, sentirse atractivo, y no se conformaba con cualquiera, tampoco lo conseguía siempre, pero sí que conseguía siempre excusas para sentirse bien. Pero, ¿qué pensaban ellas? ¿Buscaban ellas, igual que él, simplemente sentirse atractivas? Todas eran atractivas a sus ojos, y si no, con un par de ron-colas lo arreglaba rápido.

Hasta que un día se miró, miró hacia dentro y a su alrededor y tal vez no era eso lo que buscaba, tal vez sentirse atractivo no era tan importante como sentirse querido, como sentir lo que era querer.
“Es mucho más importante querer que que te quieran”, y entonces se dio cuenta de que no tenía nada. Ni sabía cómo encontrarlo. Se dio cuenta de todas las veces que pudo estar cerca de conseguirlo y antes o después, en algún momento, la cagaba, jodía todo lo que había conseguido y tras un par de polvos las dejaba marchar, y no sabía cómo cambiar eso, tal vez ya era demasiado tarde para cambiar su forma de vida, tal vez necesitaba que alguien apareciera y le enseñara a valorar otras cosas, a quitarse el miedo de no gustar para empezar a ver lo que le gustaba y que así pudieran ver de él todo lo bueno. Y todo lo malo. Pero entonces las seguiría perdiendo, y él no estaba dispuesto a perder más.


De lo que no se daba cuenta es de que a veces, perder es la forma de empezar a ganar.




"La soledad incipiente se clava en mis pulmones como un cuchillo."

lunes, 4 de marzo de 2013

Nostalgia, piedad, insolencia. Veneno, resaca, perfume, violencia.

Que no sé que quiero, que no sé que quieres, que no te pillo nada y es lo que me gusta, que conocerte sea un reto me pone mucho más de lo que imaginas.
Que me tienes descolocado, que "me gustaba más cuando pasabas de mi", que "búscame, ven, bésame", que me pillas todas; que no sé si quieres que pase de ti o que te siga aún más la corriente, que no sé si me quieres ni sé si lo quiero saber, pero sé que quiero acción, que si te pienso ya es por algo.
Y te pienso, y te pienso, y no pienso en cualquiera.

Y es que lo malo de tus besos es que crean adición, y aquí me tienes, adicto a ti y sin tenerte. Este "ni contigo ni sin ti" que no para de preguntarme si será posible volver a vernos, y que responde "sí" y "no" aleatoriamente, como queriendo que seamos nosotros los que escribamos un final feliz a este libro, a este libro en blanco que habla sobre ti, que habla de los dos.

Que para mi un "sabina y a olvidar" es más un "sabina y otra vez a pensar en ti...".




"Quiero correr donde sólo se puede andar, para después poder reír con los motivos de llorar."

"Quiero escribir ni lo que yo puedo escribir para después poder llorar con los motivos de reír."

domingo, 17 de febrero de 2013

Hay gente que nunca para de equivocarse.


Me alegro de que tan pronto hayas encontrado a alguien, pero no sabes cuánto dejas de ganar... Dicen que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, pro ni siquiera dejaste que se te demostrara lo que tenías.
Crees saber qué es lo mejor, qué es lo más conveniente y adecuado; y realmente es tu decisión, pero te estás equivocando.
Y mucho.

Has de comprender que hay gente que nunca se cansará de hacerte la vida imposible.
Será mejor que cuanto antes lo comprendas y aprendas a vivir con ello.
Hay gente, que nunca para de equivocarse.

lunes, 4 de febrero de 2013

Me declaro culpable.


Culpabilidad, ese sentimiento tan extraño. Es extraño porque hay gente que se siente culpable de cada cigarro que apaga y gente capaz de no sentir eso nunca, haga lo que haga.
 Sentirte culpable no es ser cobarde sino valiente, es hacerte responsable de tus propios actos, de tus propios errores.
¿Errores? Sólo somos errores, somos culpables de nuestros errores, somos culpables de ser lo que somos, sólo errando nos formamos, a base de errores vamos creciendo, nos vamos haciendo menos perfectos y más humanos. Son los errores y las imperfecciones lo que nos hace distintos unos de otros, lo que marca a nuestra persona.
Que nos sintamos culpables de nuestros errores no significa que seamos culpables de ellos, pues aunque “culpable de cada cigarro”, los errores son naturales, son inevitables, y es a partir de ellos como acertamos. Aciertos que hacen que, aunque culpables, no nos arrepintamos de equivocarnos.

Errores que nos marcan y aciertos que nos hacen felices. Felices de haber errado.


Culpable por haber esperado tu amor, por haber aprendido a entender y culpable de haberte perdido, otra vez.

viernes, 1 de febrero de 2013

¿Felicidad?


Ya lo sé, hay que ser feliz, pero ¿qué es la felicidad? Porque, siendo la felicidad el fin último de la vida, sólo la alcanzaríamos al acabarla o en su defecto, la vida acabaría al encontrarla; porque alcanzado el fin último de la vida, ¿para qué queremos seguir viviendo si ya llegaste a dónde ibas?

¿Es que entonces es imposible conseguir ser feliz? Feliz plenamente me refiero, está claro que se consigue una felicidad temporal al pasar un buen rato con tus amigos y las personas que quieres pero, ¿para qué la quieres si se acabará yendo esa felicidad? Y no porque te falte esa gente, ni porque se vaya cualquier alegría que tuvieras, sino por ti mismo, ni por nada ni por nadie, sino porque la felicidad se te acaba, porque un día te levantas triste y ya no eres feliz, no hay más.Por eso no puedo considerarla plena, no puedo considerar que el fin último de la vida sea esta felicidad temporal, esta felicidad asquerosa, porque conseguir la felicidad para perderla al poco tiempo… ¡Pues qué asco de felicidad!